Las personas que mueren en México saben que cada año, el Día de los Muertos, las "invitarán a regresar". Los antiguos ritos aztecas se han mezclado con las costumbres de la Iglesia Católica para crear una celebración ajena por completo a la negación de la muerte que prevalece en tantos otros sitios.
En todo el país, el día dos de noviembre, las familias "dan la bienvenida" a sus muertos con comida, bebida y música. En algunos hogares se preparan los platos favoritos del difunto y se exhiben sus fotografías en una especie de altar.
Por las calles, las calaveras y esqueletos "vivientes" se mezclan con los transeúntes. Tocan música alegre y participan en bodas y danzas. Los niños comparten la fiesta y aprenden a vincular la muerte con sus juguetes y dulces; una actitud que refleja la tradicional constumbre amerindia de familiarizar a los más pequeños con los ritos de la muerte.
Fuente: Morir bien | Richard Reoch
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