Aquél que se siente insatisfecho, desdichado, tiene tendencia a atribuir esta desazón a una carencia y espera que una persona o un objeto, venga a colmar esta carencia. Pero la solución no esta ahí. La solución es, que a pesar de esta sensación de desasosiego, de carencia, él mismo se decida a dar algo a los demás, a ayudarles, a sostenerles, a consolarles, a participar en sus actividades. Entonces, una vida nueva empieza a circular en él y la sensación de carencia desaparece poco a poco. Comprende que, al tratar de dar algo bueno a los que le rodean, o incluso a desconocidos, ya está recibiendo una fuerza, un apoyo... Mientras que aquél que no aporta nada, aunque le den a él, no recibe nada.
La vida se basa en los intercambios: recibir y dar; dar y recibir. Y aunque no te den nada a cambio de lo que tu has dado, por el simple hecho de haber dado, ya recibes interiormente.
Autor: Omraam M. Aivanhov
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