Quien encamina sus pasos por el sendero del fracaso ¿cómo ha de llegar a los términos del éxito. Nadie imagine realizar su anhelo si boga contratra la corriente de la esperanza.
La mayoría de las personas no miran la vida como se debe e invalidan con ello gran parte de sus esfuerzos porque se desaniman y repelen precisamente lo que van buscando, por sostener una actitud mental contraria a su propósito. No trabajan con aquella seguridad en el triunfo, con aquella determinación y confianza que esclavizan el éxito y son incompatibles con el fracaso.
La mayoría de las personas no miran la vida como se debe e invalidan con ello gran parte de sus esfuerzos porque se desaniman y repelen precisamente lo que van buscando, por sostener una actitud mental contraria a su propósito. No trabajan con aquella seguridad en el triunfo, con aquella determinación y confianza que esclavizan el éxito y son incompatibles con el fracaso.
Anhelar riquezas y temer de continuo la pobreza con la incesante duda de nuestra aptitud para el logro, es lo mismo que ir a oriente por el sur. Quien ansíe el éxito ha de pensar en él progresiva, creativa, constructiva, inventiva y sobre todo optimistamente. Cada cual va en la dirección a que da frente. Pobre será quien mire hacia la pobreza: pero si se resuelve a dar vuelta entera de modo que apartando mente y vista de la pobreza las enfoque en la esperanza de prosperidad, empezará a caminar entonces por las vías que le conduzcan a la abundancia.
Muchas personas frustran su propósito porque mientras por una parte anhelan prosperar, por otra piensan en su corazón que jamás podrán realizar su anhelo. Lo que nos retiene en condiciones de pobreza es la duda y el temor de no sobreponernos a ella, la falta de fe en la sabia providencia de Dios.
Mientras nos esforcemos en mejorar de posición, nunca hemos de demostrar ante las gentes nuestras imperfecciones y flaquezas de orden económico, sino disimularlas con tino bastante para que, sin caer en la ostentación vanidosa, todo el mundo nos suponga en más de lo que tenemos y nadie vea en nosotros aquel aspecto de pobreza quc parece como si ahuyentara al dinero.
Dice un adagio, que cada vez que la oveja bala pierde un bocado de heno. Así, cada vez que uno se queja de su suerte y piensa que ha de ser imposible prosperar como otros prosperaron, agrava las dificultades que encuentra para deshacerse de los enemigos de su felicidad.
Los pensamientos son imanes que atraen todo lo de su misma índole y no hay manera de atraer lo contrario de aquello en que pensamos.
Si de continuo tememos el fracaso de nuestra empresa, seguramente fracasaremos en ella, por muy vigorosos que sean nuestros esfuerzos para salir adelante, porque los inutilizarán nuestros continuos malos pensamientos de temor y recelo.
Fuente: El poder el pensamiento | Orison Swett
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